jueves, 17 de marzo de 2016

Contando el cuento, invitando a soñar

#Quémáspues


Hace unos días estuvimos en un programa televisivo de nuestro país (Mañanas con Uno: Padre e Hijo recorrieron el mundo en su moto) contando nuestra historia, recordando desde que empezamos a soñar con esta travesía y cómo la fuimos desarrollando de país en país. Revivimos momentos muy graciosos, impresionantes y sobre todo la forma en que sacamos provecho de un montón de casualidades a nuestro alrededor: nos volvimos parte del paisaje y nos empoderamos del sueño que elegimos.





Lo más bacano de haber estado en el programa y de haber comenzado muy pronto las charlas es compartir con mucha gente esta sensación tan increíble de atreverse a ser feliz, de atreverse a entrar un poco más tarde a la universidad, como le pasó a Daniel, o de dejar por un tiempo el trabajo, como hice yo, porque uno muchas veces, por hacer lo urgente, no deja espacio para lo importante.



De todo esto han surgido algunas dudas porque hay mucha gente que nos escribe para felicitarnos, decirnos que sueñan con hacer lo mismo o algo parecido, que se encarretaron con nuestra historia. Entonces nos preguntamos qué les falta para empezar a ser felices.
No la felicidad como una sonrisa permanente e inamovible, sino como una serie de aprendizajes, recuerdos y vivencias que dejan huella para sacarte grandes sonrisas de vez en cuando.


Nosotros somos los pilotos de nuestras vidas: decidimos la ruta del GPS, elegimos el camino y el medio para llegar. ¿Y a vos qué te falta para empezar?


miércoles, 9 de marzo de 2016

3 cosas de la vida después de recorrer el mundo en moto

#QueMasPues


Hace 4 meses llegamos a Medellín. Yo volví a trabajar y Daniel entró a la universidad. La verdad, la vida simplemente nunca volverá a ser igual. Vivir aventuras y atreverse a cambiar por un rato la rutina te da esa capacidad de “ver más”, de ir más allá de lo que antes era normal.


Los cambios han sido bastantes: la ropa, la alimentación, dormir en casa, bañarse todos los días y muchas cosas más, sin embargo, quisiera mencionar 3 cosas en especial:

El suiche de la hospitalidad: una de las cosas más bacanas del viaje fue descubrir que el mundo es un lugar supremamente amable y hospitalario. Nosotros éramos dos colombianos andando en moto y nos recibieron de una manera que jamás imaginamos. A uno se le quedan esas cosas. Ha sido increíble cómo nos contagiamos de ese amor que recibimos por el mundo, y que ahora queremos compartir con todas las personas que podamos.



Eres uno con lo que te rodea: este tema ha sido clave durante estos meses. Incluso hice un viaje en bicicleta de dos semanas desde Medellín hasta Popayán con Manuel, mi otro hijo, y la diferencia a comparación de viajar en moto es enorme porque pierdes el afán, te detienes más, ves sitios que eran invisibles, te encuentras con personas inimaginables. El mundo se abre ante la calma, y esto nos lleva a emprender nuevas aventuras.


La vida es impredecible: durante el viaje cada día era diferente. Eso era lo mejor, despertarnos sin saber con qué nos íbamos a encontrar. Era muy entretenido, nos hacía estar atentos y dispuestos a descubrir todo a nuestro alrededor. Y vivir tanto asombro nos hizo entender que la vida normal tiene cosas increíbles a las que les podemos sacar muchísimo provecho. Aprender más y quejarse menos.



La satisfacción de haber alcanzado un sueño tan grande nos dejó con toda la gasolina para querer cumplir muchos otros más. Daniel empezó a estudiar ruso: se volvió un reto para él  volver allí, y hablando bien.
Y yo decidí compartir con la mayor cantidad de gente posible cómo esta aventura cambió mi vida, la de mi familia y la de las personas a mi alrededor, que más que nunca se han motivado para cumplir sus sueños, ¡a como dé lugar!

#ColombiaRTW




jueves, 19 de noviembre de 2015

#QueMasPues

Hace ya poco más de tres semanas que llegamos a Colombia. Han sido unos días de muchos sentimientos encontrados y de descubrimiento. Los sentimientos empezaron a desbordarme tan pronto crucé la frontera entre Panamá y Colombia, almorcé e hice inmigración. El 25 de octubre, día de elecciones por cierto, poco después del medio día llegué a Capurgana, el pueblo era un hervidero de gente, todos iban y venían preguntando por quién votó, que sí el tío, la abuela, el primo ya habían votado, o que qué se iban a poner a hacer si se quemaban en las elecciones, esa era mi Colombia. Media hora más tarde, me encontraba almorzando en un restaurante típico de la costa, ese olor a pescado frito, la cocinera revoloteando por la cocina, un perro al pié de la mesa velando, me empezaron a mover el piso, ya sentía esa presión en el pecho de que el viaje se estaba acabando. Más tarde, aún sin terminar de almorzar, nos avisaron que ya había vuelto la luz y que podíamos ir a hacer inmigración, y ni corto ni perezoso arranqué de una, pero esa emoción inicial se fue convirtiendo en un sustico como el que nos da a algunos cuando vamos al odontólogo, o cuando vamos para un examen para el que no tenemos ni p$%@ idea. Y para colmo de males, el oficial de inmigración era un colombiano más buena gente que el berraco, y nos pusimos a conversar, me preguntó por los distintos sellos del pasaporte, y que como era que no me habían comido los leones en África, o que si las mujeres de rusia si estaban buenas, y toda esa recapitulación del viaje me hacía sentir cada vez más que se estaba acabando, ya hasta las piernas las sentía como cuando se para uno en el borde de algún precipicio y le tiemblan las rodillas. Finalmente estampó el sello de Colombia en mi pasaporte y me dió la bienvenida. En ese momento ya no pude más con la presión que sentía en el pecho y la tuve que dejar salir. El viaje llegaba a su fin, y como dicen en las películas, lo ví pasar de nuevo todo frente a mi (aunque un poco borroso).





Después de esto, vino una semana de calma chicha mientras hacíamos el corto trayecto de Capurgana a Medellín. Podría decir, que fue una semana de duelo, de asimilación de lo pasado, pero a su vez una semana de alegría, de descubrir de nuevo poco a poco los olores, sabores y colores que hacía ya quince meses no disfrutaba. Semana de fritanga, mango viche, mango, mango, mangoooo!; billar, café con leche, buñuelos, arepa, frijoles, chorizo, chicharrón y chololate. Pero el sentimiento de tristeza fue dando paso a una enorme ansiedad, a un querer llegar ya, a una satisfacción por el deber cumplido, a un deseo gigante de abrazar la familia y ver los amigos. Finalmente se llegó el sábado, nuestra última noche en carretera, y ahí estaba de nuevo ese nudo en la garganta a cada instante, al buscar el sitio para dormir, extender el piso, armar la carpa, la última desempacada del sleeping. Cada acción era la última vez que la realizábamos en el viaje. Fue una noche bastante larga.

El día D

5:30 a.m. apenas está aclarando el día, pero no tiene sentido seguir dando vueltas tratando de dormir de nuevo, así que me levanto, llamo a Daniel, y con una calma y una lentitud paquidérmica, casi ceremonial y en medio del más absoluto silencio cada quien rumiando sus reflexiones, disfrutando y alargando cada instante todo lo posible hace lo que tiene que hacer para organizar el campamento y salir. Enciendo la moto, me monto como quien no quiere la cosa y finalmente salimos. Pero lo hacemos en cámara lenta, y de nuevo está ahí esa competencia entre la alegría, la ansiedad, la tristeza y la nostalgia. Vamos conversando de tonterías, no nos atrevemos hablar sobre el viaje, ni sobre lo que será el día después.

8:00 a.m. Llegamos a Santa Fé, parece que estuviéramos en medio de un paseo de fin de semana, buscamos donde dejar las motos en el parque y un lugar para desayunar. Pero un motociclista nos vuelve a la realidad, se acerca, me felicita y se toma un par de fotos con nosotros y las motos. Efectivamente no era una salida de fin de semana.

9:30 a.m. Bueno, finalmente se llegó la hora, vamos para San Jerónimo, y lo hacemos de nuevo en super cámara lenta, a 40 km/h, desconectamos los intercomunicadores y me dejo llevar por la moto, no pienso en nada o eso es lo que quiero hacer, pero de la nada, como cuando uno recuerda súbitamente algo que ha olvidado empiezan a aparecer sin ningún orden distintos momentos del viaje.

10:00 a.m. Y sin darme cuenta estamos ya en San Jerónimo, y allí en unas cien motos de conocidos, amigos de la infancia, viejos amigos, nuevos amigos, nos reciben con una enorme algarabía, aplaudiendo y felicitandonos. No hay fuerza para contener esa presión en el pecho y la tengo que dejar salir.








Y finalmente la llegada a Medellín y el día después.
Continuará .................

lunes, 20 de julio de 2015

Los campos de exterminio


“Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie ni hacerle mal en su persona aunque piense y diga diferente” Esto lo pronuncio Jaime Garzon citando a como fue que los indígenas interpretaron el articulo 12 de la constitución colombiana que a mi me parece debería de ser un principio ético de todo ser humano. Hoy tristemente me vino a la mente porque acá en Camboya esta simple regla fue brutalmente violada durante el llamado régimen de Kampuchea Democratica, el 17 de abril de 1975 la historia dio un revés. Una serie desafortunada de eventos llevo a que Pol Pot, un comunista de pura sepa, se hiciera con el poder de Camboya, de manera inmediata hizo que todos los habitantes evacuaran las ciudades y se dirigieran a labrar el campo, ya que en su interpretación del comunismo las personas de las ciudades eran conocidos como los “nuevos” en oposición a los campesinos que se les llamaba los “viejos”, los “nuevos” no cabían en el proyecto de nación puramente agraria que tenia el líder y por lo tanto se tenían que volver campesinos o morir. 


Tan pronto subió al poder Pol Pot se volvió paranoico y empezó a matar de manera brutal a cualquier persona que pensara un poco diferente a el, todos los llamados vietnamitas contrarrevolucionarios, gente que no obedecía ordenes, cualquiera con alguna formación intelectual y finalmente madres niños inocentes por la simple sospecha, su lema era “mejor matar un inocente por accidente que dejar un culpable vivo”. Para cumplir tan macabro proyecto creo mas de 300 centros de exterminio al mejor estilo de los campos de concentración nazi, hoy estuve visitando uno de estos se llama Choeung Ek y queda en las afueras de la capital, Phnom Penh.




Al llegar lo primero que noto es una entrada muy decorada, paso por ahí y me venden el ticket que incluye audio guía, me pongo los audífonos y empiezo a escuchar, cuentan un poco de la historia del país y de como fue que el dictador ascendió al poder. Después el audioguia me llevo por un pequeño recorrido por el campo, todo fue un shock pero no fue sino hasta la primera fosa común que me di cuenta de lo realmente enfermo que fue lo que sucedió en este lugar. A la gente, para ahorrar balas, los mataban con cuchillos, bayonetas, martillos, azadones... entre otras cosas, después los arrojaban a una fosa común en donde eran olvidados. Seguí caminando por ahí y escuche un par de historias de sobrevivientes, bastante duras y en especial bastante interesante que al final esta gente decía que ellos en un principio tenían un gran deseo de vengarse de los Jemeres rojos (ejercito de Pol Pot) pero que con el paso de los años las heridas habían cicatrizado y los habían perdonado. Cuando ya creía que no se podía poner peor llegue a un árbol, ahí puse el numero en el audioguia y después de diez segundos escuchando no pude contener las lágrimas, este árbol se veía como cualquier otro pero en el los verdugos mataban bebes, los tomaban de sus piernas y brutalmente fracturaban el cráneo contra el tronco, la siniestra razón que tenían era que estos bebes crecerían para tomar venganza por la muerte de sus padres, entonces era mejor evitarlo cuando aun estaban indefensos. Despues de esto llegue a el monumento central de el parque es una estupa (construcción tradicional budista) en la cual se exponen 9000 de los cráneos de las personas que fueron asesinadas en este sitio. La vista adentro es sencillamente aterradora 17 niveles de cráneos y otros huesos expuestos como homenaje a las víctimas y recordatorio de lo que sucedió. Todo el tour me dejo aterrado, aburrido y triste pero me dejo gratamente sorprendido que de las cenizas de este desastre los camboyanos se recuperaron y sin olvidar el pasado miran al futuro con la cabeza en alto y las esperanzas encendidas.





La primera fosa común, en esta enterraron a 450 personas


 En esta fosa comun enterraron a 166 guardias, los mataron porque pararon de cumplir las ordenes del régimen, osea mostraron un trato humano con los prisioneros. Como una muestra mas de sadismo a estos guardias los decapitaron. 

 La gente deja manillas para honrar a las personas que murieron acá.

 El árbol macabro
 Mas de la mitad de los huesos enterrados en las fosas comunes fueron exhumados, debido a que las personas no estaban propiamente enterradas muchos de estos se perdieron y cada vez que llueve nuevos huesos salen a la superficie, en esa señal se lee "No se pare en los huesos".

 En este árbol se colgaban altavoces por los que sonaban canciones revolucionarias todo el día, para "animar" a los campesinos de los alrededores a trabajar. Por la noche los altavoces sonaban aun mas duro para disimular y ahogar los gritos de las victimas. 
 La estupa





Como los camboyanos espero con toda mi alma que este museo, los huesos y la historia que ahí se exhibe le sirva a la humanidad de recordatorio de la brutalidad que sucedió en este país y espero enormemente que esto ayude a que jamas se repita algo así  

martes, 23 de junio de 2015

De borrachos, delitos y detectives

junio 12, 13, 14 y 15


Junio 12 El ataque:

A las 8 de la noche llegué a Buutsagaan, solo en compañía de mi padre, a los otros los habíamos perdido a 50 kilómetros del pueblo cuando tuvimos un pinchazo. Al llegar, los de las urales, estaban soldando algunas partes de una moto y cambiándole el cardan a otra, al llegar estuvimos hablando un rato con ellos y faltando 15 minutos para que se pusiera el sol, decidimos que los que estábamos listos íbamos a ir a buscar un lugar para acampar. Entre unas y otras; Anne, Pedro, Elisabeth y yo salimos a las 10 pm justo después de que se ocultó el sol. Al cabo de tres kilómetros y justo después de de una colina vi que quizá a la izquierda de donde estábamos había un buen lugar, salí de la carretera en mi moto y de manera inmediata me quede pegado en la arena, mis compañeros me ayudaron a salir. Ya estábamos montándonos de nuevo a las motos cuando de la nada salieron tres motos y abordaron a Anne, le hacían señas de que querían gasolina y no se que mas cosas, al verlos así le dije a ella que siguiéramos, por lo tanto los ignoramos y seguimos, ellos se resignaron y desaparecieron, o eso creímos nosotros.

Seguimos otros 3 kilómetros hasta que a unos 200 metros a la derecha de la carretera encontramos otro lugar, manejamos hasta allá y parqueamos las motos. Tan pronto nos bajamos vimos que los que nos habían abordado mas temprano nos habían seguido y estaban parados en la carretera principal. Al ver esto Pedro dijo: esperemos haber que quieren y luego armamos las carpas. Ellos se acercaron e inmediatamente nos dimos cuenta que algo no estaba bien, me empezaron a tocar, tratando de meter sus manos en los bolsillos y a empujarme de manera brusca. Los otros corrieron una suerte similar, en ese punto Pedro tomo el liderazgo y dijo que saliéramos de ahi, tan pronto dijo eso yo me monte en la moto, la prendí y empece a acelerar, un gordo grande en ropas mongoles tradicionales se interpuso en mi camino y metió las manos por el parabrisas para tomar las llaves, esto causo que la moto se apagara, al mismo tiempo que el hacia eso otra gente me empujaba, además hacían señas con las manos que es diera plata y por ultimo también hacían la seña como si me fueran a acuchillar. Yo ignore a todo el mundo y con ayuda de mi papá recupere las llaves de mi moto, la prendí y salí de ahí de manera inmediata. En dos segundos estaba en la carretera principal en conpañia de Elisabeth, Pedro y Anna estaban aún batallando con los atacantes y con las maquinas, que estaban pegadas en la arena, en ese instante le dije a Elisabeth que se devolviera al pueblo a buscar ayuda yo quería volver a ayudarlos a ellos a salir, ella accedió y se fue, yo volví al lugar, mientras corría de vuelta Anne, que se había logrado librar de ellos, me paso en su moto, apenas llegue a donde mi papá el estaba luchando contra los asaltantes, gritando y tratando de mantener sus manos lejos de la ignición. Al empezar a ayudarlo a alejarlos y empujar su moto el se rindió, Daniel esto es inútil -me dijo el- dejemos la moto acá, se están poniendo muy violentos, salimos  corrimos corriendo y al llegar a donde estaba mi moto, sin aliento abraze a mi padre mientras decía: ya estamos bien, pudimos salir de ahí. De inmediato me puse en la tarea de alumbrar con mis lamparas el lugar donde estaba la moto y vi como los asaltantes se hacían con las pertenencias que estaban a la mano en la moto de Pedro, tan pronto vieron la luz se hicieron a la fuga. Al ver que se fugaban Pedro fue a sacar la moto de ahí, en el camino vio que habían dejado caer el "spot" lo recogió y me dijo que fuera al lugar haber si en el afán habían dejado caer algo mas. Desafortunadamente no había nada mas, pero había una moto de ellos ahí, ni se como en un acto de autocontrol extremo y casi de perdón, la deje intacta, al volver a donde estaban ellos note como la moto que había dejado sin tocar era tomada por uno de ellos que posiblemente de estaba ocultando y se dirigía a el pueblo, en ese momento le pregunté a mi papá que se habían llevado: mi iPhone y otras cosas sin mucho valor, a mi me dio  bastante rabia pero no dije nada mas, esperamos 5 minutos hasta que vimos que una moto con sidecar se acercaba, era Elisabeth, esperábamos que viniera con noticias del pueblo y de la ayuda que venia en camino pero en cambio cuando estaba muy cerca vimos su cara, estaba llorando y temblando.

Tan pronto paró lo primero que pregunté fue si estaba herida, ella respondió que no, entonces entre todos las abrazamos y tratamos de consolarla, ella estaba hablando cosas incoherentes sobre sogas y golpes en medio de sollozos. Pasados 2 minutos recuperó un poco la compostura y en un relato lleno de rabia y amargura nos contó que sucedió.

"Salí de acá y después de 1 kilómetro de conducir, ví que me estaban siguiendo dos motos, al alcanzarme una de ellas se puso paralela a la mía y golpeándola trato de sacarme de la carretera, yo resistí. El tipo al ver mi persistencia y determinacion para seguir derecho cambio de técnica, se adelantó y su parrillero le arrojó una soga a mi llanta delantera, la cuerda se atascó de inmediato y al cabo de unos metros la moto se detuvo, las personas entonces me empezaron a atacar rompieron mi chaqueta y sacaron todo lo que había en los bolsillos, en ningún momento deje apagar la moto, cuando se calmaron un poco puse reversa y fui rápidamente hacia atrás, ahí milagrosamente ellos se asustaron y huyeron, yo me bajé de la moto, desenredé la cuerda y maneje como pude hasta acá".

Nosotros que ya creíamos que todo había pasado, nos asustamos mucho con lo que ella dijo e inmediatamente supimos que no íbamos a poder volver de manera segura a donde los otros. Lo primero que se nos ocurrió fue llamar a las personas que quedaban y advertirles lo que pasaba, desafortunadamente el celular que teníamos no tenía señal, así que más bien apagamos todas las motos y en medio de la oscuridad pensamos que hacer. La primera cosa que hicimos fue sacar una pólvora que tenía una de las chicas, si esa gente se acercaba los íbamos a tratar de asustar, después de esto nos empezamos a preguntar cuales eran nuestras opciones, lo único a lo que llegamos fue que dado que no nos podíamos comunicar con los otros y que los malos nos estaban esperando en el camino al pueblo lo único que podíamos hacer era seguir alejándonos del pueblo sin importar que los otros no supieran donde estábamos. Pero en ese momento Pedro tuvo una idea que cambio el curso de losacontecimientos, de manera genial se paró en su motocicleta y vio que en esa posición el celular tenía señal, el llamó a johanes, e inmediatamente me dijo que hablara yo: contesto alguien mas pero con tono de urgencia dije que lo pusieran a el en el teléfono. Cuando el me saludo, tal cual en una película le dije -johanes, presta mucha atención a lo que te voy a decir, fuimos atacados y robados por una banda de criminales en el camino a Bayankogor, necesito que consigas un auto y vengas a sacarnos de acá, sospechamos que la banda esta en un monumento a buda que hay a 3 kilómetros en dicha dirección de el pueblo- ok, respondió el y sin decir mas colgó. Yo le conté a los otros y nos dispusimos a esperar por la ayuda, los siguientes minutos fueron de un silencio místico, nadie sabia que esperar, al fin algo sucedió, no fue bueno, detrás de nosotros se prendieron 3 luces de motos al mismo tiempo y se empezaron a acercar a una velocidad increíble.

Yo empece a gritar y de repente todos estábamos en pánico, pensamos rápido, la decisión fue arrancar para el pueblo de manera inmediata, no íbamos a dejar que nos acorralasen. Anne arranco primero y yo la seguí, si le daban a alguien con una soga que fuera a alguien con un sidecar. Al cabo de 2 kilómetros vimos una moto dirigirse en dirección a nosotros, la adrenalina estaba al máximo, pensaba que era uno de ellos y no sabia que iba a resultar de este encuentro, pero faltando unos cientos de metros para encontrarnos con la moto vimos que tenía un sidecar, todo se calmo, sentí un relajo enorme, nos encontramos y le dijimos que todo estaba bien, johanes había venido en su moto y el policía en el sidecar, atrás sin luz iba Kaupo, de manera rápida le contamos que había pasado y lo siguiente que hicimos fue volver por el camino en compañía del policía, en dirección a donde estaban las luces mas temprano ya que las habían apagado. No encontramos nada y todos juntos nos devolvimos al pueblo. En el nos calmamos y mediante alguien que hablaba un ingles muy burdo le tratamos de explicar al policía lo que había pasado, al terminar el se puso a hablar por celular y nos dejo. Esperamos un rato repitiendo una y otra vez la historia y pensando donde íbamos a dormir, pero de un momento a otro vimos como llegaba una luz desde la montaña, yo supe de una que era uno de ellos, le dije a Johanes que me acompañara y maneje los más rápido que pude a interceptar a esa moto, manejar rápido y de noche no fue de las mejores cosas que seme a ocurrido pero en ese momento realmente quería saber quienes habían sido los asaltantes. La persecución fue corta, la cantidad de arena y el hecho que tenía todas las maletas puestas no me dejaron alcanzarlo y al cabo de unos minutos lo perdí. Después de volver con las manos vacías no tuve más remedio que sentarme a esperar al policía con los otros.

Pasaban los minutos y nada pasaba, hasta que vi otra luz que se acercaba desde las montañas, esta vez tomé una estrategia distinta, de manera muy callada me fui a pie hasta donde creía que el iba a entrar el pueblo, a unos 700 metros de donde estábamos, el se seguía acercando sin percatarse de mi presencia, al entrar al pueblo el bajo la velocidad y yo lo seguí hasta que entro a su jardín a parquear la moto, en ese momento salí corriendo y me pare en la puerta de su jardín y lo alumbre con ayuda de una linterna, inmediatamente reconocí que era uno de los que estaba en la montaña atacándonos. Al verme el no hizo nada hasta que le hable en ingles y ahí si supo quien era yo, al verse solo y confrontado el entró en pánico corrió a su moto y de manera desesperada huyó  del lugar. Yo corrí a toda velocidad a contarle a los otros lo que había visto, al llegar vi que el policía, ahora con un carro, también había llegado. Les dije a todos lo que había visto y de una fui con el policía a esa casa, al llegar nos recibió una gente que al parecer no tenía ni idea de que estábamos hablando, al cabo de un rato nos rendimos ya eran las 2 de la mañana era tiempo de dormir íbamos a seguir por la mañana. Al llegar a donde estaba la gente me dijeron que nos habían dejado dormir en el jardín de el dueño del taller de soldadura. Por fin a eso de las 3 de la mañana caí rendido.

Junio 13, de frustración, Policías y Esperanza

Dormí tranquilamente hasta las 9 de la mañana cuando me llamaron y me dijeron que el policía quería llevarme a la estación a ver si reconocía a una persona que me iba a mostrar en Facebook. Salí medio dormido de esa carpa y acompañe a Anne y Elisabeth a la estación, resultó que la estación estaba en el edificio de gobierno, que era muy moderno y amplio, aunque al parecer se quedaron sin plata para amoblarlo porque lo único que había en la oficina de ese Man era un escritorio, una silla y un computador, ni sillas para nosotros había. Al cabo de un rato el Man pudo entrar a Facebook y mostrarnos fotos del sospechoso, era definitivamente aquel que yo había seguido, las alemanas también lo reconocieron.
En esas y tomándonos los datos nos pasamos un par de horas hasta que el sospechoso, quien el policía había llamado por celular, apareció. A mi se me revolvieron las tripas y me dio hasta fastidio ver a ese Man, pero el no tenía ni pena, al mismo tiempo llego el traductor y con ayuda de el fuimos capaces de entender que el policía le estaba preguntando al sospechoso que había hecho ayer, el sospechoso respondió que había acampado en el campo -yo pensaba, claro maldito, acampaste en el campo- al rato de interrogarlo un rato como que el policía se aburrió y lo dejo ahí con nosotros, ya en ese punto yo había perdido toda esperanza ya que el policía parecía ser muy amigo de la persona que nos atacó. Al quedarnos solos nosotros le trátanos de preguntar cosas pero el no respondía nada, luego de un rato dijo que lo sentía mucho pero que tenía que alimentar a sus caballos y se fue, plop ! Ahí se terminaron las poquitas esperanzas que tenía, dejaron ir al único sospechoso que sabíamos donde vivía y quien era.


Pero Anne y Elisabeth no se dieron por vencidas y en una jugada maestra llamaron a la embajada de Alemania, le explicaron a la sección de emergencias de la embajada la situación que habían tenido y ellos les dijeron que como embajada lo único que podían hacer era proveerlas con un traductor y hacer público que estaban al tanto de esta situación y les importaba mucho como iba a terminar. Elisabeth era quien tenia el teléfono y tan pronto la comunicaron con el traductor ella le explico de manera detallada la situación en la cual nos encontrábamos, al terminar puso al policía en el teléfono y el se sobresalto de escuchar una voz en mongol, tan pronto el traductor le explico que pasaba y que la embajada estaba al tanto el se puso nervioso, luego le paso el celular de nuevo a Elisabeth quien escucho atentamente un rato y luego colgó. Nos contó que el traductor dijo que había puesto mucha presión en el policía y el al final dijo que era incapaz de manejar el caso entonces iba a llamar a la central a que le mandaran refuerzos, y que iba a volver a llamar a la persona que se acababa de ir para que esperara con nosotros a que llegaran.
En ese punto lo único que nos quedaba era esperar unas cuantas horas hasta que llegaran desde Bayankogor los otros policías. Mientas tanto el policía local, que de ahora en adelante llamare el policía manga porque parecía salido de un manga Japones, chiquito oji rasgado, con el pelo puntiagudo y con un cierto tumbado de película, decidió que podíamos hacer algo productivo mientras tanto, así que nos puso a caminar por toda la villa visitando lugares en los que según el, vivían los otros sospechosos. No sirvió de mucho porque no vimos a ninguno y lo único que pasaba es que la gente nos miraba muy raro. Al fin, nos dijo que nos fuéramos para el lugar donde estábamos durmiendo que el nos iba a buscar cuando llegaran los otros policías, mientras esperábamos, cocinamos un par de cosas, comimos y hasta ayudamos a terminar de arreglar las motos. En ese punto yo estaba esperando que los refuerzos que iban a mandar fueran un pelotón entero para agarrar a toda esa manada de pelotones, pero que equivocado estaba.

A eso de las 1 de la tarde fue policía manga a decirnos que habían llegado los refuerzos, que no eran los sino el refuerzo, solo llego un policía, ahí se derrumbaron todas las esperanzas que me había hecho. Afortunadamente la actitud de este policía era muy distinta, tenia cierto aire de autoridad, llamamos al traductor y le explico a las Elizabeth que iba a empezar a agarrar los sospechosos uno por uno y que había otro carro, este con muchos policías, en camino. Dicho y hecho, sin perder tiempo, entre los dos trajeron al mismo sospechoso que policía manga había llevado por la mañana, el seguía con su aire de seguridad, pero no le duro mucho porque el nuevo policía lo entro a la estación y al salir tenia el rabo entre las patas y la cabeza baja. Después de esta actuación llamamos a este, policía rambo, ese fue el procedimiento hasta que cogieron a 7 personas, al final estaban todos afuera de la estación sentados y esposados. Y nuestro amigo rambo nos mostró que había recuperado de estos malandrines todas nuestras pertenencias, así es que me gusta que trabaje la ley. Despues de esto nos dijo que nos fuéramos un rato que tenia que esperar a los otros policías para seguir el procedimiento.

Esta vez lo único que alcanzamos a hacer fue comer un poco y descansar, al cabo de una hora llegaron los otros policías y nos dirigimos a la estación para recibirlos, al bajarse del carro vi que con ellos estaba una señora en ropa de civil que no parecía policía, me acerque a ella y en un ingles muy fluido me saludo y me dijo - me llamo Bairmaa y voy a ser su interprete para facilitar este proceso, yo casi le doy un pico a esa mujer, que alegría! por fin íbamos a poder comunicarnos bien con estos mongoles. Esa gente no perdió tiempo, me preguntaron a mi que que era lo que pasado, yo les volví a echar todo el cuento luego Elizabeth y por ultimo Anne. Luego de esto dijeron que nos montáramos al carro y fuéramos al lugar de los hechos. Fuimos allá y con un poco de esfuerzo volvimos a encontrar el lugar donde todavía había gran cantidad de marcas y se distinguía claramente que habíamos estado ahí y por las marcas hasta un detective aficionado podría haber sabido que lo que decíamos correspondía con esta, ciertamente las autoridades se estaban tomando el caso muy enserio porque una de las personas que habían llegado en la ultima tanda era un detective y le estaba tomando fotos a todo y tenia hasta esos números bonitos y amarillos de las peliculas, eso parecía CSI. Cuando ya habían mirado mucho nos volvimos a montar al carro y les enseñamos el lugar en donde habían detenido a Elizabeth cuando iba ella sola, lo encontramos porque había un pedazo de cuerda quemado en la carretera, en este ella les volvió a hacer un pequeño recuento de lo que paso, luego procedimos al pueblo y nos dejaron junto a nuestros compañeros y ellos se fueron a interrogar a los otros. Al rato fueron por nosotros porque querían hacernos una entrevista individual y tomar copias de nuestros pasaportes etc etc... el proceso conmigo tardo 3 horas, me preguntaron de todo e insistieron mucho en que describiera de manera detallada lo que me hicieron y los gestos que hicieron, lo hice una y otra vez, por fin terminamos a eso de las 2 A.M, lo ultimo hice fue firmar un documento muy oficial en el que estaba mi declaración en mongol, ojala que esa señora si haya traducido bien y no aparezca ninguna barrabasada. Ahora era el turno de las alemanas pero por obvias razones decidieron posponerlo hasta por la mañana.

Junio 14, Un nuevo día

Dormí como un bebe hasta las 9 hora a la que el calor me saco de la carpa, salí y empaque el campamento, las chichas ya se habían ido a dar sus declaraciones, solo faltaba mi papá que salió al poco tiempo. Al volver tenia cara de contento, me contó que su declaración fue decir exactamente lo mismo que yo y después de esto le entregaron absolutamente todo lo que le habían robado, hasta el bloqueador solar apareció, también nos contó que nos teníamos que presentar en Bayankogor a dar una ultima declaración y a identificar a los sospechosos. Luego terminamos de levantar el campamento y estuvimos listos a eso de la 1 de la tarde, manejamos toda la tarde por una serie de caminos horribles, a eso de las 6 P.M. paramos a comer en un pueblo muy pequeño llamado Bembeger, terminamos y seguimos hasta que a las 9:30 P.M, con los últimos rayos del sol encontramos un lugar genial para acampar, pusimos el campamento y nos fuimos a dormir.


Junio 15, Conclusión

Nos despertamos algo tarde y por fin pudimos salir a eso de las 11, avanzamos unos buenos 20 kilómetros hasta que encontramos un carro sin gasolina, paramos y le regalamos un poco, seguimos y a los 10 kilómetros había un man varado por llanta, paramos y yo me encargué que eso quedara excelentemente reparado, le metí alma y cuerpo a poner ese parche bien puesto. El siguió y nosotros lo dejamos ir un poco y luego lo seguimos, lo encontramos a los 10 kilómetros con el mismo problema, había puesto el parche mal -que pena- yo ya no tenia tiempo de arreglar entonces deje a mi papá a cargo de eso y me fui para la ciudad en compañía de Anne y Elizabeth a bañarnos y ponernos pispos para atender a la estación de policía. Después de ir a la casa de baño fuimos a comer algo y nos encontramos con los otros que ya habían llegado, luego llego la traductora y nos llevo a la estación.


Allí nos tomaron una ultima declaración, ademas nos preguntaron un par de veces si nos habíamos encontrado a alguien en el camino, me pareció algo rara la pregunta, respondí que no ! Entonces me explicaron que los familiares de los criminales habían dicho que se habían reunido con nosotros a hacer una barbacoa como reconciliación, a mi no me quedo mas que reírme de tremenda ridiculez, no les da ni pena mentir de manera tan descarada. Luego nos llevaron a hacernos un examen medico, que consistía en preguntarnos si estábamos aporreados, cada cual dijo sus heridas (las mías eran nulas entonces no dije nada). Al terminar me dijeron que llamara a mi papá quien ya estaba como cansado de esto entonces no quería ir, al fin después de que me insistieran mucho y yo le dijera mucho en el teléfono el accedió a ir a que le hicieran el "examen" y luego a la estación de policía para que le tomaran de nuevo la ultima declaración. Después de que termino ahí alinearon a los sospechosos como en las películas detrás de una ventana, les dieron números y nos preguntaron si reconocíamos a alguno, la particularidad del proceso mongol es que no es una ventana polarizada sino que el que uno esta señalando le reconoce la cara a uno y lo mira feo, Bueno pero sin mucha pena dijimos a quienes reconocíamos y ahí si termino la película, nos dijeron que eso era todo que si necesitaban algo mas lo consultarían con nosotros mediante la embajada alemana. De toda la situación me quedan muchos aprendizajes, lo primero es que no quedo con ningún resentimiento de Mongolia lo que paso fue que fuimos extremadamente demalas!!! es la primera vez que se que le pasa algo a alguien acá y hay muchísima gente que viene a Mongolia a buscar aventuras, entonces creo que fuimos la excepción a la regla. Segundo, me pareció sorprendente la efectividad de la policía para agarrar esa gente, no me puedo imaginar que hubiera pasado en Colombia con una situación como esta. Por ultimo me sigue pareciendo digna de admirar la cabeza fría con la que mi papá estuvo durante todo el proceso y especialmente durante el suceso, gracias a su liderazgo y pensamiento rápido logramos salir de ahí ilesos, por eso le doy gracias, espero que esta sea la ultima vez que escuchen una historia de este tipo en lo que queda del viaje, saludos !

La previa

Junio 12, día 313

Nos levantamos con toda la intención de llegar lo más cerca que pudiéramos a Bayankogor, después de levantar el campamento avanzamos son problema los primeros 40 kilómetros hasta que la carretera paso de ser pavimento a ser trillo, mi papá y yo paramos un momento a bajarle aire a las llantas. Al cabo de 40 kilómetros de esto encontramos una de las urales devolviéndose, nos dijo que había dejado caer una bolsa de color verde militar, nosotros le dijimos que no habíamos visto nada por el camino. 

Pedro durmiendo bajo la sombra de la moto. 

Al rato llegaron los otros tres, les contamos lo que pasaba -johanes se devolvió, se le cayó esa bolsa militar que el carga, que imbécil -me respondió Anna- yo la recogí aquí la tengo. Plop! El pobre Johanes estaba buscando algo que no iba a encontrar. En fin decidimos esperarlo ya que no teníamos suficiente gasolina para irlo a buscar. Esperamos y esperamos y al cabo de 2 horas apareció, le contamos lo que paso y con cara de frustración dijo que la próxima vez le avisáramos cuando recogiéramos algo. En fin, justo antes de que el llegara habíamos hecho almuerzo, nos lo comimos juntos y luego hicimos una planeación de la ruta. Había un pueblo a 50 kilómetros de ahí en donde creíamos que podíamos echar gasolina, pero creíamos que quedaba un poco fuera de la ruta, entre Johanes y yo decidimos que deberíamos ir a este porque sino íbamos a llegar en reserva y eso nos podría complicar la vida en caso de una emergencia. 

Después de esto seguimos y al cabo de 5 minutos me dice mi papá por el intercom: Daniel creo que me pinché, yo les trate de hacer señas y pitar a los de las urales pero no me escucharon y siguieron. Yo me devolví entonces y vi que efectivamente se había pinchado, su llanta tenía un clavo saliendo de manera muy aparatosa. 


Inmediatamente nos pusimos a trabajar para cambiar el neumático, todo iba bien hasta que tratamos de que la llanta se "desasentara", el primer lado no fue un problema, pero cuando volteamos las a llanta y tratamos de sacar el otro, nada paso ! Eso le saltamos encima, le hicimos con el gato de mi moto, con palancas para llanta, piedras.... En un punto ya nos habíamos quedado sin ideas y lo único que se me ocurrió fue volver a montar la llanta y andar un rato así haber si salía. Lo hicimos, me monté en la moto y monté de la manera mas violenta que me lo permitieron mis habilidades y hasta me caí, pero nada esa llanta seguía igual, al cabo de 15 minutos de eso vi que no estaba funcionando y paré. A continuación volvimos a bajar la llanta y a ponernos a pensar, a mi papa se le ocurrió que tratáramos de sacar la llanta sin desasentar uno de los lados, a mi me pareció algo loco pero accedí, después de un rato batallando y no sin mucho esfuerzo logramos sacar la llanta e inmediatamente pudimos desasentar el otro lado. 

En ese momento yo saqué mi inflador, iba a empezar a inflar pero nada, al parecer el inflador se había dañado, en ese momento pasaba un carro al cual yo paré y le pedí ayuda, el nos vío todos embalados y de una se bajo a ayudar, además descubrí que lo malo no era el inflador sino la conexión 12 voltios. 


Al terminar les dimos muchísimas gracias y seguimos nuestro camino, a los 30 kilómetros vimos que teníamos señal y una de las alemanas estaba llamando, nos dijo que estaban esperándonos en el pueblo. Con estas nuevas terminamos de llegar al pueblo, pero lo que paso esa noche y los días siguientes, es digno de una película y será contado en otro post...


Día de reencuentro

Junio 11 día 312

Nos levantamos en medio de una nube de mosquitos, que pereza, toco hasta ponernos los gorros especiales que tenemos para eso.

Pedro con el gorro posando. 

Nos despedimos de los alemanes en carro y volvimos al pueblo a hacer el montón de cosas que teníamos para hacer, ósea, comprar provisiones y los de las urales para variar tenían que soldar unas cosas.

En al camino al pueblo encontramos esto, es un santuario budista, el monumento como tal no tiene nada de especial lo interesante son las banderas Que se ven pegadas a las barandas, esos son ofrecimientos y lo que a mi me parece mas bacano es esa pequeña caseta en frente de la moto de mi papa son dos "plegarias", son cilindros giratorios en los cuales hay escrita una oración, entonces para uno rezar lo que hace es darle vueltas a eso, yo no es que crea mucho pero le dimos vueltas por si las moscas.

El resto del día nos la pasamos yendo de tienda en tienda buscando partes para las urales y un o-ring para el colchón inflable de mi papá que se había perdido.  A eso de las 6 estábamos listos y salimos en la misma dirección que habíamos tomado mi papá y yo el día anterior. No tardamos mucho en recorrer los 100 kilómetros que había hasta la villa y ahí decidimos armar campamento. Primero fuimos hasta un lago que había justo atrás de la aldea ya habíamos escogido un lugar e íbamos a empezar a armar cuando se nos acerco un local y profusamente nos dijo que no durmiéramos ahí, le entendimos que había millones de mosquitos aquí entonces que era mejor que nos alejáramos un par de kilómetros de ahí. Escuchando tales recomendaciones no vacilamos un segundo e hicimos lo que nos decía, escogimos un lugar a unos cuantos kilómetros de ahí, armamos el campamento mientras terminaba  de anochecer. Luego cocinamos algo sencillo y despues me dedique un rato a ver el hermoso cielo que nos cobijaba esa noche.



40 km + 100 km - 100 km...

Junio 10, día 311

Nos levantamos y en un tiempo récord empacamos la carpa y salimos.

Justo antes de salir con un niño curioso que andaba por ahí.

En menos de lo que canta un gallo estábamos en la ciudad y de una nos fuimos para el mercado para encontrarlos, pero no! Ahí no estaban !! Pensamos bueno, demás que andan acampando y se levantaron tarde, decidimos entonces ir a comer. Dejamos las motos parqueadas y fuimos al mercado, como en los grandes merados del mundo los de Mongolia están divididos en secciones, buscamos la sección de comida pero fuimos poco exitosos entonces le preguntamos a un Man con señas y el nos llevó, el lugar era muy sencillo pero la comida estaba deliciosa, fideos con: carne, grasa y vegetales. Ya comidos intentamos ir a la casa de baño a bañarnos, tuvimos la mala suerte de que hubiera una fila de 2 horas entonces mas bien fuimos a buscar internet. 

Encontramos un café Internet y nos desatracamos de lo que estaba sucediendo en el mundo, además fallamos tratando de llamar a los de las urales. Al terminar ahí fuimos a mercar, compre carne enlatada, salsa de tomate, pasta y dulces. Mientras yo hacia eso Pedro fue a dar una vuelta por el pueblo haber si veía alguna señal de ellos. Nos encontramos afuera de el supermercado y al mismo tiempo vimos que el holandés estaba pasando por ahí, que emoción tan brava me imaginaba que las urales iban a estar justo detrás de el! Pero no, paró y nos explicó que había perdido a las urales justo después de que nos perdió a nosotros el día anterior, llegamos entonces a la conclusión que las urales habían pasado el pueblo y debían de estar un poco mas adelante. 

Johr (el holandés), tenía que comprar unas cosas y luego buscar algo de comer, mi papá, quien tiene un hambre constante digna de admirar, se ofreció a acompañarlo a comer. Yo por mi parte me fui a buscar desesperadamente wi-fi por todo el pueblo. Al fin encontré una tienda que vendía celulares con wi fi y con cara de perro en misa le dije a la señora que si me dejaba conectar s la red, ella al verme con esa pinta y posiblemente oliendo medio maluco (ya llevaba 4 días sin bañarme) o le dio lastima o susto porque me dejo la clave de una. Lo primero que hice fue tratar de llamar a las urales, ninguno de los 3 que tienen celular tenía señal, luego al ver  que eso no iba a servirles escribí un mensaje diciendo que pensábamos que ellos estaban adelante entonces que íbamos a seguir y que nos veíamos pronto. Salí de la tienda y encontré a mi papa con el holandés, luego volvimos a la casa de baño a tratar de bañarnos pero la fila estaba peor, entonces tomamos el camino para seguir. 

Nos encontramos con la agradable sorpresa que era pavimento, al cabo de 10 kilómetros decidimos parar y volverle a echar aire a las llantas. A los 100 kilómetros había una pequeña Villa en la cual queríamos parar a echar gasolina por ultima vez antes de la siguiente ciudad. En el pueblo después de terminar con la tanqueada, se me ocurrió  que en este pueblito podía haber una casa de baño y ahí no habría fila. Tenía razón y después de preguntar un poco encontramos el lugar, había agua caliente y todo, desafortunadamente solo había 2 duchas entonces los primeros en entrar fuimos el holandés y yo, me demoré un buen rato sacándome gran cantidad de mugre y lavando ropa. Al salir mi papá ya estaba en la ducha, me termine de arreglar y vi que una de las alemanas estaba llamando a nuestro celular mongol, conteste y me contó que acababan de llegar a Altai! Ósea estaban a 100 kilómetros detrás de nosotros, nos propusiéramos que los esperáramos que ellos nos alcanzaban rápido ! Mi papá y yo discutimos un poco y decidimos que andábamos pasando muy bueno con esa gente, que lo mejor era dar la vuelta y reunirnos con ellos. El holandés por otra parte dijo que el si iba a seguir, con algo de tristeza nos despedimos de el y quedamos de encontrarnos con el cuando pasara por Colombia, sin más nos devolvimos para Altai a buscar a nuestros amigos.

Los 100 kilómetros de vuelta fueron placenteros, el paisaje es bonito y venia escuchando un audio libro, andamos escuchado el Quijote de la mancha, que nota de libro me trae sorprendido de lo bien que contó Cervantes esta historia escrita hace mas de 400 años. Al fin encontramos a la gente en la casa de baño, hicieron una hora y media de fila pero se sentían muy sucios, me contaron que se perdieron y estuvieron esperándonos por un par de horas en la carretera equivocada después de lo cual decidieron seguir. Ellos también estaban con los dos alemanes en camionetas que habíamos conocido un par de días atrás.  Después de reunirnos con ellos y contar nuestras respectivas historias, abrazarnos y darnos las gracias por volver fuimos a buscar un lugar para acampar. 


Separación

Junio 9, día 310

El día empezó de una manera inesperada, un mongol con un caballo apareció en nuestro campamento y se puso a hablar con nosotros.


Este era un mongol de pura sepa, y su caballo también. Los mongoles son personas bajitas, con pómulos altos y ojos rasgados, en general muy asiáticos. Sus caballos, al igual que ellos, son bajitos, gorditos y bonitos, eso si, son muy fuertes y tienen un cardió envidiable. Dicen que en tiempos de las hordas mongoles, gracias a estos caballos los ejércitos se movían 180 kilómetros diarios!!! Eso es mas de lo que nosotros nos movemos cuando la carretera esta mala. 


Después de terminar de empacar y despedir a nuestro nuevo amigo, nos pusimos como meta del día llegar hasta Altai, que estaba a 180 kilómetros. Durante la mañana todo iba bien, íbamos avanzando a un paso letárgico pero era por culpa de que la carretera era toda rizada, a eso de la hora del almuerzo habíamos avanzado 80 kilómetros cuando una de las urales se dañó. 

Pedro descansando 

El lugar en el que estábamos era árido, pero al fondo se veían las montañas nevadas. 

Luego de que repararon la moto seguimos y nos encontramos a estos, camellos! Estos si tenían dos jorobas, no como los de África que eran dromedarios,

A los 10 kilómetros paramos a almorzar, como vengo diciendo andar con esta gente nos tiene malacostumbrados, que almuerzo tan bueno. 

El almuerzo fue pan, gran cantidad de salchica, queso, conservas, spaghetti... Entre otras cosas. 

Al terminar de almorzar las urales decidieron subir la velocidad y nosotros nos quedamos atrás. Al cabo de 30 kilómetros, el holandés, que también iba con nosotros, se aburrió de nuestro paso y se perdió también. Pasados 30 minutos  me dijo mi papa que paráramos a sacarle aire a las llantas, la carretera se había puesto mas mala y llena de arena, yo no proteste y paramos. 

Así se veía el paisaje.

luego de bajarle aire de las llantas a 20 libras, decidimos que íbamos a seguir, montaríamos justo antes de que se pusiera el sol, si encontrábamos a las urales bien, sino nada que hacer pero no íbamos a manejar de noche. La tarde siguió y la carretera estaba tan mala que empezamos a parar cada 30 minutos para dejar que la suspensión se enfriara un poco. 



A las 7:00 llegamos a una pequeña aldea, paramos a comprar agua, ya nos habíamos hecho a la idea que no íbamos a poder alcanzar esa gente. Seguimos otros 40 kilómetros y con los últimos rayos del sol encontramos un lugar donde poner la carpa. Mi papá armo la carpa de noche mientras yo cocinaba. 

En medio de la cocinada el fogón, que hasta el momento había sido infalible, falló! Estamos usando una estufa marca MSR que quema gasolina, se me ocurrió que podía ser que necesitaba mantenimiento y tome nota mental de hacerle tan pronto pudiera. En fin, comimos en silencio la pasta medio hecha y una lata de atún, con el hambre que teníamos esa fue la mejor comida del mundo. Después de terminar nos fuimos a dormir y decidimos que íbamos a levantarnos temprano para recorrer los 40 kilómetros que nos faltaban hasta el pueblo y reencontrarnos con nuestros compañeros.